viernes, agosto 04, 2006

Ser o no ser


El paréntesis que dura toda la vida. El parentezco, que también. Pero que tampoco entiende. Una vez una mujer de mi sangre preguntó: ¿cuándo fue ¿eh?...que te convertiste al criollismo?
Yo no sé si tiene que ver con el Oceáno Atlántico o con el Pacífico, el primero está más cerca, es el sello nuestro (siempre olor a humedad) el otro dura segundos, desde acá es impensable...estamos habituados a las aguas más bélicas de esta ciudad ventosa, a las redes en el puerto esperando peces cansados, de tanto agitar mareas.
Freud dice que es la angustia, del hueco infantil: lo que no nos entra, por más y más que lo pronunciemos, en la cabeza: estamos dentro del mundo, no podemos caernos. Deberíamos hacer yoga, dice también. Deberíamos comer yogur, pienso, ahora que lo extraño, más seguido. Y es por eso entonces que hacemos nudos caseros...con lo que tenemos a mano.


¿Su estado es? No conectado. No es lo mismo estar Ausente que declararse No disponible, me explica el experto perdido en Nunca jamás, desde el exilio prolongado...
Quedé en mi país sola: no disponible: indispuesta- hoy son sinónimos manchados del mismo color roto- Como la espalda aquilatada: por la mochila de calas: la pregunta que no cesa: la poesía, la poesía...de los que eligen el silencio y la oficina. Ya le habían taladrado los oídos (las sirenas) a Odiseo:

yo sé que soy, digamos, algo inmaduro
pero es esa la manera en que yo entiendo el amor...

No se banca esa voz. Sin embargo sigue viaje. Hasta ellas. Piensa que el dolor de los sonidos agudos se vencen después de la primera vez. Y no y no. A Miranda le escribieron para una fiesta La Tempestad.

Es que siempre hay un sentimiento oceánico: aguafiestas. ¿Festeja Caliban? ¿ Festeja Ariel? eso es todo lo que me gustaría poder saber: me hubiera gustado también saber responder y poder leer la borra después de habernos tomado un café.

la cañada será cubierta
y olvidados su invierno y su verano



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