Un mal peludo se cura
con un buen peludo y a la sombra mejor.
Entre dos filas de cardos y al mediodía
los hijos de los peones juegan a Batman y Robin
con pistolas de madera y lazos de verdad confeccionados
en secreto en la penumbra que a todos acoge.
En un extremo los signos convertidos
en instrumentos de análisis y en el otro
la semejanza empírica y murmurante de las cosas.
Alejandro Rubio, Foucault, Buenos Aires, IAP, 2006, 1a ed.
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