erotopos

En algún rato de ocio veloz de este fin de semana, me dediqué a clavar clavitos en las paredes y dejar al fin colgados un par de cuadros que se apilaban sobre mis rincones. El caso es que experimenté, pongámosle así, un principio de orgullo materno. Cabe imaginar que varios de los colgantes ostentaban laminitas impresas made in casa con dibujos de mi siempre celebrado y elogiado Mark Ryden. Bueno, para qué contar mi asombro cuando vi que la alegría de mi hija cada vez que dirige sus ojazos hacia esas niñas ninfas es suprema. Su sonrisa desdentada pura encía le arremete unos ojitos tan brillantes que contagian. Y se comporta, primero extendiendo una mano y luego la otra hasta que las apoya sobre el vidrio pasmada, como a la espera.Como si fuera posible,por ósmosis,entrar a ese mundo denso de locura cautivante. Quizá, por fuera, sea poco el parecido pero que por las venas le corre sangre mía, eso es con toda la furia.


quien no haya tenido sentimientos lésbicos, incestuosos, antropófagos, no es madre que *ama* a su hija