domingo, julio 09, 2006

...al mandato de la luz




el gran grito de socorro:

¡Bien! El león ha llegado,
mis hijos están cerca,
Zaratustra está ya maduro,
mi hora ha llegado:
- Ésta es mi mañana, mi día comienza
¡asciende, pues, asciende tú, gran mediodía!
Así habló Zaratustra, y abandonó su caverna,
ardiente y fuerte
como un sol matinal
que viene de oscuras montañas.


Mi tiempo se atiene... digo. Sin embargo hay sol y sigo en la cama. El bazo partido, la cita igual. La economía esquizo como saciedad: el deseo de releer un libro acaba siendo otra cosa: ir, agarrarlo y leer sus últimas páginas a toda velocidad. Retro, dijo alguien de mis botas rojas, pero uso la expresión para esta voluntad: el ciclo básico común que hoy pisa mi hermanita, yo lo recupero así, invocando al Nietszche que invoca el mediodía. Y respondiéndole dudas a ella antes de su primer final y robándole los apuntes...
"Eso tuvo su tiempo", dice también Z , habla de la compasión: habla de la última supersombra. Y espera la hora del rayo en línea recta.

Voy a probar el delirio de anteponer aes a todo. Fiebre de despojo. Si le creo al que entró en la locura abrazando un caballo, la enfermedad es la vigilia más exacta. Otro dijo a la japonesa: pobreza elegida (wabi). Pero si nos ponemos estrictos, sabemos que eso no existe: la idea seduce tanto como el lujo. Y al fin y al cabo el deseo inerte de correr hacia la nada es bien barroco. Demasiado humano, y en esa estamos. Y volvemos como Ana a Paraná hacia el polvo del que somos. Pero la flaquita se pasea con aires de que los zapatos le aprietan y cuando conversa mira a los otros como si le zumbaran moscas en los oídos. ¿las moscas del mercado? ¿desajuste temporal o desajuste espacial? ni una cosa ni la otra: la Gran Novela de la Gran Cabeza. Cada pueblo tiene la suya, la que sus viejos le leen para que se quede dormido, antes del último abrazo (de oso) partido, como el día: al medio. Es el punto en que el ángulo se hace recto y Z grita frente al parto tanto o más que el hijo que está viendo nacer. El rayo cae a iluminar la entrepierna de la madre: Sabiduría Salvaje. Rugido por dos antes del silencio final: la última vez que habló.

1 comentario:

nv dijo...

amor,gracias por el hallazgo temático y por mirar una peli y acordarte de mí, y por hacerlo en verdad todo el tiempo y querer entregarme el mundo, pero ya no hay mucho más por buscar, lo que querés decirme, ya fue dicho(con tus palabras, con tus actos):sos feliz? yo sí y mucho.gracias por eso, que te amo.