sábado, junio 24, 2006
Pájaros de la cabeza
Al segundo tiempo no llegué. Demasiada tensión. Y tuve (ya tuve...) que saltar de la cama y ponerme a deambular por el departamento anclando con regularidad de tic nervioso en sucesivos aparatos: el de la televisión en su sintonía mundial, el de la computadora programada en world y el de la teoría didáctica de la gramática de no sé qué autora. Como el juego de la silla, después de vueltas y vueltas, probé sentarme en todas. Y habré sudado más corriendo de un lado a otro en este departamento que los chicos en la cancha alemana.
Ahora, mientras duran los cantos, relatos y festejos con bocina como música de fondo (a pesar de puertas y ventanas cerradas) necesito ponerme los tapones mágicos y escuchar el ruido de los pájaros de la casa de Juana.
Llevo hace bastante ese tatuaje en la memoria: la vez que alguien dijo en su quincho de campo a primeras horas de la mañana: "Shhh. Escuchen. Éste es el mejor cidí". Y siempre me pareció encantador también (por siniestro) el cantito frenético del benteveo en las tardes del enero provenzal de la infancia. En estos días, acabo de descubrir la banda de sonido que voy a ponerle a mis películas -road movies- diarias. Descubrí que la bella genio de la foto grabó en "Segundo", su 2do disco el canto aviar para mí. Tengo nuevo vicio. Juana ¿la loca? aplasta su cara contra la red.
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3 comentarios:
molina? la de las hermanas?
esa misma, don anónimo.
siiii. juana es un descubrimiento del detalie!
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