para mi cumpleaños número treinta
cuando no había nadie,
me senté con los pies
en una palangana de agua caliente
y me puse a escuchar la tormenta.
Era a fines de noviembre,
y por la ventana, vi a las ovejas amontonadas
bajo el techo principal del establo
decían beeh beeh y podías ver de lejos
cómo sus lenguas negras
se parecían al hígado crudo
que cocinamos acá los lunes.
Tomé tres vasos colmados de vodka
y me até el pelo frente al espejo
usando la luz de los relámpagos.
Cuando estuve lista salí a la intemperie
a recostarme sobre el pasto húmedo.
Llegó el doctor:
-vas a resfriarte
-¿estás borracha?
- no me preocupa
-¿eso importa?
Lo tomé de la mano,
asumió que era fiebre
y enseguida perdimos la noción del tiempo.
*licuado obtenido de las anotaciones en los márgenes y los subrayados de un cuento llamado así de Claire Keegan en su maravilloso libro Antártida.
3 comentarios:
Amiga!! es ultra lindo este poema. Mirá la productividad de tus lecturas al margen ;)
Estoy leyendo el libro q me prestaste de A. M. Espero q mi lectura no se corte x el aluvión obligacional q se avecina jiji
cuando leí lo de vas a resfriarte y ¿estás borracha? me recordó a algo pero no supe a qué y después que leí hasta el final me di cuenta:
estoy leyendo el mismo libro ja!
hola hermanitas:
sara, lo que es el azar! no se lo pasás a Clarita cuando lo termines? porfa. es demasiado lindo, a ella le va gustar y yo vengo de recuperarlo para ella pero lo estoy releyendo.
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