jueves, diciembre 07, 2006

el valle de los pastores que son soñados por sus ovejas*

Quizás que parezca que venía frenando (amo esta forma en que habla una chica que es mi jefa y a la que envidio cada vez que pone el "que" después del "quizás" y antes del verbo en subjuntivo), pero no. O sea, me entraban todavía a la perfección las calcitas de ciclista de esa misma canción. ¿Paro o sigo? ¿paro o sigo? Pero solamente mantenía los pies suspendidos sobre los pedales, no había apretado todavía el freno de mano. Y cabe aclarar, venía en bajada, mi paseo favorito: La 9 de julio se estrecha en la calle del cole hasta el vértigo acabado, cuando agarro Libertador.

*Ego seco agota los versos sobre la posible revolución.

2 comentarios:

Clara O. dijo...

Uy, cada vez que me despierto a la mañana me hago esa misma pregunta: ¿paro o sigo? ¿paro o sigo? Ante lo insólito de mi respuesta (me levanto, finalmente, me levanto) se me viene a la cabeza un verso de s. plath (perdón, noelí, por repetir!): "y estoy conciente de mi corazón: abre y cierra/ su recipiente de pimpollos rojos por puro amor hacia mí." Que esto vaya como un testimonio de que pasé por acá. Siempre paso :-)

nv dijo...

Gracias Lau! por pasar y por acompañarme siempre ( o era al revés?) el alma de pez.