viernes, setiembre 15, 2006

Tiempos violentos


L me odia. Esa es la base. Hoy tengo un día pésimo y profundo. Así tal cual, como si me hubiese comprado en un ataque glotón un pico dulce y le sintiera gusto a metal (a sangre). La primera cuerda de luz que se me infiltra por la ventana me molesta no sólo porque hoy despertarme me cuesta un huevo y levantarme dos, sino porque me dice que la mala racha de ayer tiene su continuidad y se llama Viernes 15. El mundo está emperrado conmigo. Ayer caí en las garras de un imbécil, como todos los del gremio. Todos critican lo que tenés, lo que te hicieron los anteriores, lo que te harán los por venir...y entrás a confiar en ellos, pensás que al fin encontraste al peluquero de tu vida, el que te entiende, el único que sabe lo que querés, lo que necesitás...Y NO NO NO. Los estilistas azules no existen, qué novedad. Lo peor es que después te dan la tarjeta con su nombre como si te hubieran visto la cara (¿de boluda o de masoquista?). Tengo que hacerle caso a mi mamá, comprar una buena tijera y volver a los viejos tiempos en que yo era la joven manos...de ella, mía, de Nel, de Neo, de Lau, de Ju y éramos todas un calco con el corte igual. Una marca de hermandad quizás torpe y poco experta que yo dejaba en todas: pero hermosa ¿o no? En cambio hoy... pago para que me escrachen. Basta para mí.
La jauría termina de abrirme el último ojo: un revuelo. Las perras están en celo y hay furia hembra: entre ellas se repelen. El único macho babea, da vueltas, me marea, me enrieda, me traba los caminos de la pieza al baño, del baño al living, de ahí a la cocina. Ya estoy histérica. Quemo con la maldita y recaliente plancha nueva la única pollera que tenía para ponerme. Quería sacarle las arrugas y al revés: se las estampo: quedan dibujadas como manchas blancas sobre el negro de nylon. Me la pongo igual.
Después no tengo tiempo para nada. Y completo mi look de espantapájaros: me pongo mil hebillas, para tapar el mal, anteojos, me calzo el malhumor y me preparo para el tráfico enrevesado de cada santo vier...
Llego tarde, está demás que lo diga, pero ni siquiera me importa (eso es lo único bueno) estoy tan pasada, tan devastada que hoy creo que no me enoja nada.
Llegando el medio día la gente llueve sobre mojado y me echa en cara mi distorción: Qué lindo día! Qué lindo día!
Yo me pregunto dónde (¿!) y todos se esconden. Me dejan contando ovejitas negras, góticas. No vale. Yo quiero que me toque a mí. Voy a quedarme esperando al mesías. Ese dios que se apure a correr y grite el piedra libre: PICAPARAMIYPARATODOSMISCOMPA-ÑEROSSSS!!!!!!!!!!!
Que me absuelva así.

2 comentarios:

sol dijo...

dies irae, dies illa.
muy tangible toda la furia, señora. Con algún episodio de violencia contra algún/os desconocido/s se parecería mucho a mi último jueves.

nv dijo...

gracias por la experiencia y el apoyo, CR y Sol
por suerte el finD trajo su pax