miércoles, mayo 24, 2006

puente (primera parte)



*
a la niña no,
a la niña los ríos se le negaron de temprano
de nacimiento le corren lejos
por una cuestión de suelo,

en sentido amplio: ciudad del puerto
fue la ciudad pensada para sus pies
una ciudad madre que huye y deja
otra manera-mamadera
de orillar.

El horizonte adquiere plasticidad
para la niña en un riachuelo
en ese estado solamente es que le llega
río:
estanco cerca, vecino que captura
el cielo igual
en aguas quietas de peso oscuro
río en su relajo
de peso muerto
cada vez que vuelvo

como espejo está muy bien,
de día las nubes caen
en su caja y se amarronan
de noche las luces...

de por vida de espaldas
el río y el sol
ve ponerse por el este

el este es el principio
del círculo el origen
que a la niña no

correr para volver
después de poner el pecho
es correr sobre el cemento con la cabeza
pensando sólo en llegar
para quitarse la blusa
de mujer blanca
de cuello, que se pega
del centro: el perfume a violeta
que a la niña no

olvidarse del sueño
de la siesta y las hierbas
olvidarse es perderse
en el mate de la tarde
creer sólo en la yerbas
del fondo de la casa: el otro charco de barro
no volver a salir más
del lodo, ese dos por dos
(...)






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