Toda la semana a jamón
y queso, de uniforme. Muy, tan lejos
de la naturaleza, de lo que es historia
y basta. Todo debería mejorar.
Pero no es verdad que siga
mojando el pan en la espera.
Cuando las cosas se van tan al carajo,
no me frustro, me pongo linda y desde la puerta
agito la mano cuando las veo pasar,
les tiro un beso al aire...
¿O eso no es también apuntar en infrarrojo?
En un rincón la caja de herramientas
se resigna como escuadra militar,
apila mugre apartada. Es mi reflejo
y una técnica que no pienso usar.
Es el destino bajándole el pulgar a las potencias.